Terry McLaurin no estará en el campo este domingo cuando Washington Commanders visite a Atlanta Falcons, y su ausencia marca el fin de una racha impresionante. El receptor estrella se perderá su primer partido desde la Semana 16 de 2020, cortando una secuencia de 72 juegos consecutivos que lo había convertido en uno de los jugadores más confiables de la NFL.
La lesión en el cuádriceps que mantiene fuera a McLaurin ocurrió durante la victoria contra Las Vegas Raiders en la Semana 3. El problema surgió después de una espectacular recepción de 56 yardas en el tercer cuarto, una jugada que ironicamente demostró por qué Washington lo necesita tanto en momentos importantes.
Dan Quinn no dejó dudas sobre la situación del receptor de 30 años. McLaurin estuvo ausente en todos los entrenamientos de la semana y fue oficialmente descartado para el encuentro contra Atlanta. El entrenador lo clasificó como “semana a semana”, lo que sugiere que la organización no quiere arriesgar una lesión mayor por apurar su regreso.
El desafío se multiplica para Washington
La ausencia de McLaurin llega en el peor momento posible para los Commanders. No solo pierden a su receptor número uno, sino que también siguen sin Jayden Daniels por la lesión en su rodilla. Marcus Mariota tendrá que liderar la ofensiva por segunda semana consecutiva, pero ahora sin su objetivo más confiable.
La lista de bajas se extiende más allá de McLaurin. John Bates (ala cerrada) y Noah Brown (receptor) tampoco estarán disponibles, lo que obliga a Washington a recurrir a opciones menos experimentadas en un partido crucial contra una defensa de Atlanta que ha mostrado mejoras importantes.
Aquí es donde jugadores como Luke McCaffrey tendrán que dar un paso adelante. El receptor de segundo año mostró destellos prometedores contra los Raiders y ahora gets una oportunidad dorada para demostrar que puede ser una pieza clave en el futuro de la franquicia.
Jaylin Lane (novato) y Chris Moore (veterano) completarán el grupo de receptores que tendrá la responsabilidad de mantener productiva la ofensiva de Washington. Para los Commanders (2-1), este partido contra Atlanta (1-2) representa una prueba de fuego para determinar si realmente tienen la profundidad necesaria para competir en la NFC Este.