La temporada 2025 de la NFL ha arrancado con fuerza para los Philadelphia Eagles, campeones defensores del Super Bowl LIX. Bajo la dirección de Nick Sirianni, el equipo ostenta un récord impecable de 4-0 tras las primeras semanas. Han superado a rivales de peso: Dallas Cowboys, Kansas City Chiefs, Los Angeles Rams y Tampa Bay Buccaneers, acumulando 108 puntos a favor, un promedio de 27 por partido. A primera vista, parecen una máquina imparable.
Sin embargo, en el mundo de la NFL, donde los números no siempre cuentan toda la historia, persiste una pregunta: ¿Son de verdad? ¿Es este invicto una muestra de dominio o una fachada construida sobre partidos ajustados, errores ajenos y un fútbol que aún no convence? A continuación, analizamos el inicio de la campaña 2025, desglosando triunfos, fisuras y las razones detrás de las dudas, a pesar de un récord perfecto.
Un arranque intenso con victorias ajustadas

El 2025 ha sido una extensión del éxito de los Eagles en 2024, con Jalen Hurts liderando como MVP del Super Bowl pasado. La defensa, reforzada por talentos como Jihaad Campbell, seleccionado en el draft de 2025, y la presencia consolidada de Quinyon Mitchell, quien ha mostrado carácter posicionándose como uno de los mejores CBs de la liga en su segunda temporada. El calendario inicial no fue fácil, enfrentándolos a equipos con pedigrí de playoffs.
La Semana 1, en el Lincoln Financial Field contra los Cowboys, fue un espectáculo caótico. A los 0:06 segundos, Jalen Carter, defensive tackle, fue expulsado por un altercado con Dak Prescott. En el tercer cuarto, el juego se detuvo una hora por tormentas, con el marcador 24-20 a favor de los Eagles. Sin dudas un encuentro que tuvo de todo.
Esa noche Hurts corrió para dos touchdowns, Saquon Barkley añadió uno por tierra, y un fumble forzado por Campbell selló la victoria. La Semana 2, en Arrowhead contra los Chiefs, fue un déjà vu del Super Bowl LIX. Una intercepción de Andrew Mukuba a Patrick Mahomes casi que cerró el resultado, y Barkley, con 88 yardas terrestres, controló el reloj para un 20-17.

En la Semana 3, contra Los Angeles Rams en casa, un pick de Zack Baun a Matthew Stafford abrió el camino de un gran partido, aunque fue todo lo que hizo Philadelphia en el primer tiempo. Por su parte, el conjunto de McVay anotó 26 puntos durante los tres primeros cuartos del partido. Gracias a un Jalen Hurts en modo MVP, Philly, pudo remontar el partido pero con tres segundos en el reloj hizo falta un milagro de los equipos especiales para bloquear un FG y devolver la pelota hasta el TD para un 26-33 final en casa.
Finalmente, en la Semana 4, los Eagles enfrentaron a unos Buccaneers 3-0 en Tampa. Lideraron por 21 puntos, pero una remontada rival los puso contra las cuerdas. Una intercepción de Campbell dentro de su propia endzone y un stop en downs cerrarron el 31-25 final.
Cuatro victorias, todas por menos de una posesión. El diferencial de puntos es de +20, algo modesto para un invicto. ¿Lo importante? Han ganado todos sus juegos cerrados (4-0 en partidos de un touchdown o menos), enfrentando un calendario clasificado como el cuarto más difícil de la liga. Estos triunfos son valiosos, pero las grietas son evidentes.
El ataque: un potencial sin pulir

El ataque de los Eagles, liderado por Hurts, debería ser una fuerza dominante. El quarterback promedia 152.3 yardas aéreas por juego y 4.4 por acarreo. Barkley ha sumado 237 yardas terrestres en cuatro partidos, destacando contra Dallas. Dallas Goedert y DeVonta Smith son dos armas muy confiables.
Sin embargo, los números generales decepcionan. El ataque rankea 30º en yardas totales por juego (251.5), 29º en yardas por acarreo (3.5) y 30º en yardas por jugada (4.2). Con Kevin Patullo como nuevo coordinador ofensivo, tras la salida de Kellen Moore, el esquema luce predecible. El juego aéreo, con solo 138 yardas por partido, no despega. A.J. Brown, con apenas 15 recepciones, ha mostrado frustración, aunque evitó controversias públicas tras un críptico mensaje en redes.
La línea ofensiva, antes élite, permite presiones en el 26% de los dropbacks (24º en la liga). Contra los Rams, Hurts fue capturado tres veces, y en Tampa, el ataque dependió de jugadas cortas. El QB compensa con improvisación , pero depender de su heroísmo no es sostenible. Su gran punto fuerte es en la zona roja, son el único equipo que anotó de 6 puntos en todas sus apariciones en la misma.
La defensa: un punto fuerte pero con fisuras
La defensa es el pilar de los Eagles en 2025. Ha forzado cinco turnovers en cuatro juegos, incluyendo intercepciones clave de Baun y Campbell. Un fumble recuperado por Kelee Ringo contra Tampa fue decisivo. El pass rush, sin Josh Sweat y Brandon Graham, generó cinco capturas en toda la temporada, oportunos aunque no abrumadores.
Pero hay problemas. Han sido superados en yardas totales en todos los partidos. La ausencia de Brandon Graham, retirado, pesa en la profundidad. Las lesiones han mermado el equipo: Nolan Smith y Jakorian Bennett están en IR desde la Semana 3, y Ogbo Okoronkwo, con un triceps roto en Tampa, está fuera por la temporada. Nakobe Dean sigue en la PUP list. Además, la secundaria ha cedido jugadas grandes, como los dos TDs de Buccaneers de +75 yardas la ultima semana. Es una unidad talentosa, pero depende de momentos clave más que de consistencia.
Las dudas: ¿Invictos por suerte o por mérito?
¿Son los Eagles de verdad? Las dudas tienen fundamento. Su 4-0 recuerda al 10-1 de 2023, que terminó en colapso. El +20 en diferencial de puntos es bajo para un invicto; pocos equipos han ganado sus primeros cuatro juegos siendo superados en yardas. El ataque no fluye, la defensa sufre bajas, y el calendario fácil de octubre (Broncos, Giants x2, Vikings) podría ocultar problemas hasta noviembre.
Aun así, hay razones para el optimismo. Como campeones, tienen experiencia y profundidad. Ganaron 20 de los últimos 21 partidos. Sirianni, ha forjado un equipo resiliente. Si Barkley explota, Brown se involucra más y las lesiones merman, el potencial es inmenso. Los próximos juegos, contra rivales con un récord combinado de 6-10, son una oportunidad para afinar el juego. Con 13 partidos por delante, Philadelphia debe convertir estas victorias apretadas en dominio. De lo contrario, el sueño del bicampeonato podría desvanecerse.