Hall of Very Good: Randy Gradishar

Es de público conocimiento que los grandes jugadores de la NFL, tarde o temprano, entran en el Pro Football Hall of Fame (HOF), ubicado en Canton, Ohio. Sin embargo, hay algunos jugadores que, por una razón u otra, son ignorados y rechazados por la organización al punto de negarles la entrada a este exclusivo grupo, por más exitosa que haya sido su carrera. Aunque los casos son varios, y algunos jugadores todavía tienen posibilidades de entrar, hay otros que tienen ya muchas décadas sin jugar en la liga, y aún no se les da el reconocimiento que se merecen.

En esta nota, se repasará la carrera de Randy Gradishar, un linebacker que jugó toda su carrera en los Denver Broncos, en la década de los 70 y 80. Hasta hoy en día, uno de los snubs más incrédulos que tiene el Salón de la Fama.

College 

Aunque no cuente para el resumen que tienen en cuenta en Canton a la hora de seleccionar jugadores, observar el éxito de un jugador en la universidad muestra qué tan grande fue desde antes de volverse profesional. Lo poético de Gradishar, es que jugó para la Ohio State University, la universidad que comparte territorio estatal con el HOF.

Randy Gradishar durante su etapa en Ohio State. Foto: Malcolm Emmons/USA TODAY Sports

Su carrera allí fue sumamente buena; llegó al pico en el año 1973, su última temporada como Buckeye. Era el líder de una defensiva dominante, en una época en donde la posición de Randy era la más importante en la defensa. Terminaron con un récord de 11-0, y permitieron sólo 64 puntos en esos once partidos, un promedio de menos de seis puntos recibidos por encuentro, algo impensado, sobre todo en la etapa colegial donde suele haber mayor puntaje en general. Para entender qué impacto tenía Gradishar en los equipos, basta con una frase de su mítico coach en Ohio, Woody Hayes, “El mejor linebacker que entrené en mi vida”.

“Orange Crush”

Drafteado con la selección 14 de la primera ronda del draft de 1974, Gradishar comenzó su carrera jugando tres partidos como titular en su año de rookie. Para la segunda temporada, se estableció como un apoyador top en la liga. Terminó su campaña de sophomore con 132 tackles, 3 sacks y 3 intercepciones y llegó a su primer Pro Bowl.

Durante la segunda mitad de los 70´, Denver tendría sus primeros años como franquicia exitosa, gracias a una defensa dominante apodada Orange Crush, que marcó una época, y en donde Randy actuaba como el líder y jugador más importante. Es raro ver a la pieza central de un equipo generacional como esos Broncos, no estar hoy en día en el Salón de la Fama, pero esa es la razón de este artículo.

Randy Gradishar, un baluarte de la defensiva de los Broncos en los años 70. Foto: Rod Hanna

Gradishar era una máquina de tacklear, como todo buen linebacker, y se especializaba en frenar las terceras oportunidades de poco yardaje y las jugadas pegadas a la línea de gol. Lideró a unos Broncos nuevos y poco populares a un Super Bowl en 1977, primer año de la franquicia en post temporada, y entre 1976 y 1978, la defensiva de Mile High estuvo entre las dos que menos puntos y yardas recibió.

En 1978 fue elegido Jugador Defensivo del Año tras registrar 286 tackles, récord vigente en la franquicia. Con 2.049 tackles totales, lideró esa estadística en Denver durante ocho de sus nueve temporadas. Fue siete veces Pro Bowl, dos veces First Team All-Pro (1977-78) y nunca se perdió un partido en su carrera, una marca que refleja su dureza en una de las posiciones más físicas de la NFL.

A las puertas de la inmortalidad 

A pesar de ser introducido al Ring of Fame de los Broncos en 1989, su nominación para el Salón de la Fama no llegó en esa época. Llegó a la final en 2003, 2008 y este año, cuando en febrero se realizó una elección de jugadores antiguos en honor a los 100 años de la NFL. Gradishar se quedó en la puerta cuando no superó el corte final.

Gradishar, un Hall of Fame que (insólitamente) no lo es. Foto: Rod Hanna

Es difícil de entender porqué un jugador como Randy Gradishar, con todo lo que hizo, no se encuentre en ese grupo exclusivo. Tal vez el hecho de que nunca se mostrara como una persona pública y mantuviera un bajo perfil, sumado a que fuera de Denver, un equipo que no tenía mucho reconocimiento a nivel nacional, sean las razones de su no elección. También es un poco injusto no tener a nadie de esa legendaria defensa en el HOF, y si hay uno que lo merece más que el resto, ese sería Gradishar, el alma y corazón de la Orange Crush. 

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