La historia se repite de la manera más cruel para Bill Belichick. El legendario entrenador que ganó seis Super Bowls con New England Patriots está reviviendo sus pesadillas más oscuras, pero esta vez vistiendo azul Carolina en lugar del patriótico azul marino.
Los números no mienten: North Carolina está 2-2 bajo Belichick, pero fue aplastado 82-23 contra oponentes de conferencias Power Four. La derrota 48-14 ante TCU en su debut fue devastadora. La caída 34-9 contra UCF el sábado pasado fue humillante. Son márgenes de derrota que traen recuerdos dolorosos de sus últimos años en Foxborough.
Un patrón preocupante de 30 años
En tres décadas como entrenador principal en la NFL y ahora en el fútbol universitario, Belichick solo ha experimentado este nivel de humillación tres veces: 2025 con los Tar Heels, 2023 con los Patriots (récord 4-13) y 2020 con New England (7-9).
“Es la peor derrota de mi carrera”, había dicho Belichick tras perder 38-3 ante Dallas en 2023, la derrota más abultada en sus 29 temporadas como entrenador principal hasta ese momento. Ahora, a sus 73 años, está experimentando el mismo dolor en el ámbito universitario.
Las similitudes entre el actual North Carolina y aquellos Patriots post-Tom Brady son alarmantes. En 2020, New England perdió 38-9 ante Buffalo y 33-6 contra San Francisco, marcando el inicio del declive. En 2023, la situación empeoró con pérdidas de 35 puntos ante Dallas y 29 ante Buffalo nuevamente.
Ahora en Chapel Hill, Belichick enfrenta los mismos problemas: una ofensiva anémica que promedia solo 263,5 yardas por juego (última en la ACC), un mariscal Gio López que ha sido interceptado en momentos cruciales, y una defensa que no puede detener a equipos supuestamente inferiores. Las únicas victorias de Carolina del Norte han llegado contra Charlotte y Richmond, programas con recursos significativamente menores. Contra TCU y UCF —equipos en su mismo nivel competitivo— Belichick tiene récord de 0-2.
Sin respuestas en UNC
“Es un trabajo en progreso”, fue la respuesta de Belichick después de la derrota ante UCF, haciendo eco de las mismas frases vacías que usó durante el colapso de los Patriots. La diferencia es que en New England al menos tenía la excusa de la partida de Brady. En Carolina del Norte, heredó un programa que Mack Brown había llevado a seis apariciones consecutivas en bowls.
El Chancellor de UNC, Lee Roberts, predica paciencia: “No es algo que juzguemos después de cuatro juegos o incluso una temporada”. Pero con un contrato garantizado de $30 millones por tres años, la universidad está atada a un experimento que ya muestra señales alarmantes de fracaso.
El 4 de octubre, Belichick enfrentará a otro entrenador en crisis: Dabo Swinney y su Clemson con récord 1-3. Un enfrentamiento que alguna vez se anticipó como un duelo de titanes ahora es relegado al mediodía, un reflejo de cuán lejos han caído ambos programas.
Para Belichick, quien alguna vez dominó la NFL con precisión militar, el caos del fútbol universitario está exponiendo las mismas vulnerabilidades que marcaron el final de su era en New England. La pregunta ya no es si puede reconstruir North Carolina, sino cuánto tiempo más soportará revivir sus peores momentos profesionales.