La honestidad brutal de Cameron Heyward resonó en el vestuario de los Pittsburgh Steelers después de su victoria 21-14 sobre New England Patriots. A pesar de forzar cinco turnovers y registrar cinco capturas, el capitán defensivo de 36 años no se dejó engañar por los números brillantes.
“Estamos construyendo. No somos un producto terminado”, declaró Heyward en su conferencia de prensa posterior al juego. “Hablamos de no subirnos a la montaña rusa, con victoria o derrota. Esto es algo en lo que podemos seguir mejorando, y creo que es genial para nuestros chicos jóvenes; es aún mejor para los veteranos porque tenemos mucho trabajo por hacer”.
Los números le dan la razón a Cam Heyward
La preocupación de Heyward está justificada. Pittsburgh perdió la batalla de yardas 369-203 y permitió 10 primeros downs en situaciones críticas de posesión. Es matemáticamente insostenible: no puedes esperar ganar consistentemente cuando tu oponente te supera por 166 yardas totales.
Por tercer juego consecutivo, los Steelers permitieron más de 100 yardas terrestres. Esta vez, el problema principal fue la contención del quarterback Drake Maye, quien lideró a su equipo con 45 yardas por tierra escapando de la bolsa de protección. Desde la Semana 1, Pittsburgh ha permitido 299 yardas terrestres totales, una estadística alarmante para una defensa que se enorgullece de detener la carrera.
El tight end de New England, Hunter Henry, expuso la vulnerabilidad más grande de Pittsburgh: dejar el centro del campo completamente abierto en situaciones de posesión. Henry explotó esta debilidad con un día de carrera personal, atrapando ocho recepciones para 90 yardas y dos touchdowns, incluyendo uno en una crucial cuarta oportunidad.
Paradoja defensiva
La ironía es palpable. Los Steelers, clasificados como la mejor línea defensiva de la NFL según PFF antes de la temporada con T.J. Watt y el propio Heyward liderando la carga, están permitiendo más de 6 yardas por jugada y tienen una tasa de conversión de tercera oportunidad del 46,3%, ubicándose en el puesto 29 de la liga.
Heyward mismo tuvo una actuación estelar contra Patriots con un grado de 92,2 de PFF, seis tacleadas totales, una captura y fue catalizador en dos turnovers cruciales. Pero el veterano de 15 temporadas entiende que las jugadas espectaculares no pueden enmascarar deficiencias estructurales.
“Hablan de que es mejor arreglar estos problemas después de una victoria, pero si esto continúa, no tendremos muchas victorias para acumular y aprender”, reflexionó Heyward. “Probablemente no tendremos otro juego de cinco turnovers defensivos hasta al menos 2026. Tenemos que unirnos y trabajar en los fundamentos juntos”.
Con una semana libre antes de enfrentar a Baltimore Ravens, los Steelers tienen tiempo para reflexionar. Pero como Heyward enfatizó con su característico liderazgo directo: “Puede que no seamos un producto terminado, pero mejor que estemos cerca de terminar”.
Para una franquicia con aspiraciones de playoffs, la honestidad de su capitán defensivo sirve como una llamada de atención necesaria. Los turnovers no siempre estarán ahí para salvar el día, y como Pittsburgh aprendió dolorosamente el año pasado, los fundamentos deficientes eventualmente cobran su precio.