La Semana 16 de la temporada regular de la National Football League (NFL) estuvo plagada de partidazos que, ya sea por resultados improbables o por implicancias en la lucha por entrar a playoffs, demostraron que estamos atravesando el mejor momento del año en términos de football. Una clara demostración de esto fue la tremenda victoria de los Chicago Bears por sobre los Green Bay Packers, que tuvo remontada, jugadas increíbles y mucha épica.
Soldier Field, la casa de los Bears, fue la sede de un duelo divisional con mucha historia; Green Bay y Chicago son una de las rivalidades más importantes que tiene la NFL, y sin dudas que para la liga es importante que dos franquicias de ese peso compitan en este tipo de escenarios. Para los locales, una victoria los colocaba como líderes cómodos de la NFC Norte, y además significaba la primera victoria en casa ante los Packers en siete años.
Los dirigidos por Matt LaFleur, a sabiendas de que con un triunfo le arrebataban el primer lugar de la división a los Bears, golpearon primero. Incluso se fueron al último cuarto ganando 13-3, pero había un problema: Jordan Love, el QB titular, tuvo que salir del partido en el segundo cuarto por un golpe que activó el protocolo de conmoción cerebral, y en su lugar ingresó Malik Willis. Con el mariscal suplente los Packers no tuvieron inconvenientes, y faltando dos minutos para el final ganaban 16-6, pero algo mágico estaba por suceder.
Remontada épica e histórica para los Bears
Cuando el reloj marcaba 1:59 por jugarse en el partido, el pateador brasilero Cairo Santos metió un gol de campo de 43 yardas para acortar la diferencia a un touchdown. Como si fuera poco, Chicago recuperó el kickoff corto y, con un pase espectacular de Caleb Williams para Jahdae Walker, empató el partido en 16 a falta de 24 segundos. En tiempo extra y luego de un fumble de Willis, los Bears recuperaron la posesión. Para ese momento, el estadio estaba extasiado, y más aún cuando el propio Williams lanzó un pase de 46 yardas a la zona de anotación que fue atrapado por DJ Moore, dándole así el triunfo al equipo.
Para Chicago, una victoria tan agónica y en este momento de la temporada puede servir como el empujón necesario para llegar de la mejor manera a los playoffs. Además, borró años de campañas fallidas y derrotas insólitas. Los Packers habían sufrido su última derrota tras ir ganando por 10 o más puntos en el último cuarto en 1960; los rivales tuvieron que esperar 65 años para volver a lograr un triunfo de este calibre. La sensación alrededor de la liga es absoluta: los Bears están de vuelta.
Este equipo de Ben Johnson realmente le puede hacer frente a cualquiera y demostró no achicarse en los momentos importantes. Sumado a eso, el QB Caleb Williams tuvo un crecimiento notable este año a la hora de tomar decisiones y extender jugadas, algo que hacía tan bien en college. Ya con el boleto a playoffs asegurado, Chicago puede ganar la división la próxima semana, ya sea con una victoria propia ante los San Francisco 49ers o una derrota de los Packers ante los Baltimore Ravens.
