Los Baltimore Ravens se han ganado una reputación incómoda: la dificultad para cerrar partidos que parecían bajo control. Los números lo reflejan con claridad, y hablar acerca de un problema creciente para el conjunto dirigido por John Harbaugh, quien empieza a estar en el ojo de la tormenta.
En las últimas cinco temporadas, Baltimore perdió 12 partidos en los que llegaba al último cuarto con una ventaja de siete o más puntos, la peor marca de toda la NFL en ese período. Para dimensionar el dato, Colts, Bears y Cardinals aparecen muy por detrás, con siete derrotas cada uno, compartiendo el segundo lugar de esta estadística negativa.
Bajo la conducción de John Harbaugh, uno de los entrenadores con mayor continuidad y prestigio de la liga, los Ravens han mostrado equipos competitivos y bien preparados, pero con problemas reiterados en la gestión de los cierres. La derrota de Baltimore ante New England Patriots, la cual los ha puesto contra las cuerdas en sus aspiraciones a la postemporada, fue una nueva demostración de un defecto que lleva ya varios años.
Las razones detrás de la marca de remontadas de Baltimore Ravens
Decisiones conservadoras en momentos clave, una ofensiva que pierde agresividad cuando tiene ventaja y una defensa que no siempre logra sostener la presión en los drives finales han sido patrones que se repiten y explican buena parte de estas caídas. Derrick Henry, por ejemplo, no recibió ni un solo acarreo desde su TD faltando todo el último cuarto, con los Ravens arriba por dos posesiones. Difícil de explicar, fácil de ver porque se escapan los resultados.
Este problema no es menor y tiene consecuencias directas en la temporada. Varias de esas derrotas llegaron en partidos divisionales o ante rivales directos de la AFC, afectando récords, siembras de playoffs y, más que claro, la posibilidad de clasificación. John Harbaugh deberá poner a su equipo en regla y evitar que el manto de dudas sobre su persona se siga agigantando.
