Por segundo año consecutivo, Nebraska se enfrenta a la posibilidad de perder a su quarterback titular. Fuentes cercanas al programa indican que los Cornhuskers se están “preparando” para que Dylan Raiola explore sus opciones de transferencia cuando el portal se abra el 2 de enero, según reportó CBS Sports esta semana.
La especulación alcanzó su punto máximo tras la desvinculación de Dayton Raiola, hermano menor de Dylan, de la clase 2026 de Nebraska. Aunque el entrenador Matt Rhule negó tener conocimiento de cualquier movimiento inminente, su respuesta evasiva hizo poco por calmar las aguas: “No he visto ese reporte. Nunca hablaría públicamente sobre un jugador. Amo a Dylan como amo a todos mis muchachos”.
Raiola, quien no ha jugado desde el 1 de noviembre debido a una fractura de peroné, completó su segunda temporada con estadísticas sólidas: 2000 yardas, 18 touchdowns y apenas 6 intercepciones en 10 apariciones, con un porcentaje de completación del 72,4%. Una mejora notable respecto a su año freshman, cuando lanzó 13 touchdowns contra 11 intercepciones.
El factor NIL no es el problema
Las cifras individuales contrastan dramáticamente con los resultados colectivos. Nebraska colapsó con cinco derrotas en sus últimos seis partidos tras arrancar 5-1, terminando 5-6 y quedando fuera de cualquier conversación de College Football Playoff. Para un quarterback con aspiraciones al Draft de la NFL en 2027, esa trayectoria representa un problema.
A diferencia de la mayoría de casos de transferencia, el dinero no sería el catalizador. Raiola ganó aproximadamente $3,5 millones esta temporada, ubicándose entre los jugadores universitarios mejor pagados del país. Nebraska planea aumentar su presupuesto total de NIL y revenue-share para la próxima temporada, según múltiples fuentes, con la intención específica de retener piezas clave del roster.
La decisión, de concretarse, respondería a ambiciones deportivas. Raiola podría seguir el blueprint establecido por Carson Beck, Dillon Gabriel o Jalen Hurts: transferirse para su temporada final antes del draft, buscando un programa con credenciales de playoff que maximice su exposición ante scouts de la NFL.
Precedente inquietante
Esta no sería la primera vez que el círculo de Raiola explora alternativas. El año pasado, antes del cierre del portal invernal, hubo “globos de prueba” enviados a otros programas, aunque finalmente Rhule logró convencerlo de permanecer mediante una “conversación auténtica y larga” y la promesa de reforzar el roster vía transferencias.
Nebraska cumplió, agregando prospectos de cuatro estrellas en posiciones clave. Pero el resultado en el campo —otro colapso de noviembre, otro bowl game menor— plantea la pregunta inevitable: ¿cuánto tiempo más puede pedirle Rhule a su quarterback estrella que confíe en el proceso cuando los resultados no llegan?
El reloj corre. El portal se abre en cinco semanas, y Lincoln contiene la respiración.